martes, 11 de diciembre de 2007

Algunas reacciones

Insultos por un lado, censura por otro: Daniel Basteiro (véase la entrada de este blog del 6 de diciembre) borró de los comentarios de su blog actual el que dejó Berna el 6 de diciembre denunciando su "cortipegado" del relato de Joaquín Bernal. Entre medias, algún incidente desagradable más en vías de resolución del que informaremos, en su caso y en su momento.

jueves, 6 de diciembre de 2007

Daniel Basteiro "cortipega" en su blog a Joaquín Bernal

No llega a la categoría de plagio, pero falta la atribución de autor (que ningún trabajo le habría costado hacer). Podéis verlo pinchando aquí. El blog actual de Basteiro está aquí.

martes, 4 de diciembre de 2007

Le pasó a... Hernán Casciari

Publicado en Orsai y reproducido con autorización del autor:

Estaba en Internet, y yo lo cogí de ahí

«[...]

—Estamos con don Pedro J. Soriano, Delegado Responsable de la Agrupación de Policías locales de Comisiones Obreras, en el Ayuntamiento de Alicante. Para que nuestros lectores, don Pedro, lo conozcan mejor, nos gustaría que se presentara con un pequeño curriculum verbal: edad, estado civil, actividades que ha realizado desde su juventud, etcétera. Cuando usted quiera.

—Bueno pues. Tengo cuarenta y siete años, mi estado civil es casado, y llevo venticinco años de servicio en el Cuerpo de la Policía local de Alicante, todos ellos ocupando diferentes puestos dentro de la misma.

—También dentro de su curriculum se puede sumar, como actividad, una columna semanal que usted escribe en el periódico Las Provincias (de Valencia).

—Sí, así es. No es semanal, sino cuando me lo piden o cuando se me ocurre algún artículo para enviar.

—Nosotros lo conocimos a usted a través de un excelente artículo periodístico, aparecido en el día de ayer (por antes de ayer, 12 de diciembre) que se llama “Mi amigo tonto”, donde usted dice algo que nos interesaría muchísimo conversar, y que tiene que ver con Internet. Usted dice: “El tonto ya no es lo que era. Ha pasado el tiempo, el siglo veinte se ha ido y las calles ya no son de tierra”.

—Sí.

—Usted hace propias estas ideas, que son muy interesantes. ¿Qué quiere decir exactamente con ellas?

—Pues que ya los... Digamos, nuestros... Bueno, es que cuando me pongo a hacer el artículo... Es que voy conduciendo, eh.

—Mejor no siga conduciendo. Mejor se detiene y aparca.

—Es lo que estoy buscando, un sitio para aparcar. Pero hay una avenida ahora mismo, y me está costando encontrar un sitio. ¡Vale, ahora!

—Usted decía: “El tonto de hoy ha dejado de ser aquel que no encaja en las reuniones y los grupos. El tonto actual ya no necesita salir, no precisa cuajar para subsistir, ahora vive en Internet, agazapado”. Usted hace propias estas ideas. ¿Qué quiere decir con ellas?

—Bueno, con ellas lo que quiero decir es que ya, los que antes exponían sus ideas, intentaban relacionarse con la gente, pues ahora mismo ser político o jefe, como digo en el artículo, pues ya muchos de ellos ya no lo hacen así, ya se agazapan detrás de lo que es el anonimato de un ordenador.

—En el artículo, usted se afana... (tos involuntaria) usted se afana...

—No le oigo.

—En el artículo, usted se afana... en demostrar que “no hay tonto más tonto que esta nueva versión mejorada de pavo siglo veintiuno”. Eso nos pareció también muy interesante. ¿Qué significa esta idea?

—Pues que ahora mismo ya no es tan tonto, ¿no?, porque si tiene unos conocimientos de Internet, o intentan demostrar que ya... su problemática o su relación con los demás para... Bueno, su relación siempre con los demás es para la discordia, para intentar descomponer los grupos sociales. Pues ya no necesita esconderse detrás de lo que siempre se ha tomado como un tonto, ¿no? “Mira qué pavo, este tío es un pavo”. Pues es un pavo del siglo veintiuno, ya ha avanzado a lo que es este siglo que entramos.

—Y luego usted dice una cosa muy interesante, que aquí en la redacción nos gustó muchísimo. Dice: “Así llego a mi vida mi tonto” (usted habla de un tonto en particular, de un personaje de su infancia) “con la extraña capacidad de aparecer como si siempre hubiera estado ahí. Nunca resulta fácil encontrarle la vuelta a esta raza, emparentada con el perro de sulky”. Nos intrigó mucho esta palabra: sulky. ¿Qué significa?

—Bueno, es una raza de perro, que está muy... Es una raza de perro, nórdica, del este de Rusia, lo que eran antes todos estos países nórdicos. Es una perra o un perro que da mucha confianza, pero que hay que llevar mucho cuidado con él, porque tiene rastros de peligrosidad.

—A nosotros nos gustaría mucho incluir en el próximo número de la revista, este maravilloso texto. Pero en realidad no sé a quién deberíamos pedirle permiso, citando la fuente. ¿Debemos pedirle permiso al director del periódico Las Provincias, a usted, o al autor del texto?

—Pues a mí, porque lo envié yo a Las Provincias.

—¿Entonces usted nos da permiso para transcribir este texto en otro medio?

—Sí, claro.

—¿Cuánto hace que usted escribe su columna semanal en el periódico Las Provincias?

—Pues llevo ya dos años, dos años y medio.

—¿Y siempre utiliza textos ajenos y les pone su firma, o es una experiencia nueva en su carrera?

—No, los textos ajenos es entresacarlos de un sitio y de otro e ir haciendo una conjugación y demás.

—¿Pero lo hace siempre, o ésta es la primera vez que plagia un texto de otra persona?

—No, es la primera vez.

—Es la primera vez, bien. ¿Y le ha pedido permiso a la persona a quien le ha robado usted este texto?

—No, no, no. Estaba en Internet y lo cogí de ahí. Parte de uno y parte de otro. Y parte son mis ideas también.

—¿Y a quién le pertenece este texto?

—Yo no lo he identificado.

—Ah, usted los robó sin saber quién es el dueño.

—Hombre, tampoco es eso, ¿no? No es robar... Internet creo que es un medio común, general, y si no viene identificado pues no se llamaría robo.

—¿Usted está seguro que el director del periódico para el que trabaja piensa lo mismo, con respecto a que esto no es un robo?

—No, yo no trabajo para ningún periódico.

—Pero usted publica esto en un periódico.

—Sí, yo lo envío. Lo envío a varios y alguno se hace cargo de ellos.

—¿Pero usted avisa que esto no es suyo?

—No, no.

—¿Usted les dice “publiquen esto, que es mío”?

—No, tampoco.

—Pero lo firma... En el periódico está firmado. Dice “Pedro J, Soriano”.

—Sí, sí.

—¿Y le parece bien? Como policía, no como ser humano. Como ser humano está bien. Pero como policía, ¿le parece bien robar un texto ajeno?

—Bueno, ya le digo que no me parece robar algo que está publicado por ahí y yo le entresaco las ideas.

—Perfecto. Entonces le pedimos permiso a usted para publicarlo, no al autor.

—Pues yo no creo que haya otro autor que no sea el que lo ha enviado.

—Bien. Le vamos a enviar un número de la revista a su domicilio, don Pedro, y le agradecemos muchísimo esta entrevista.

—Pues nada. ¿Qué diario es?

—El diario se llama “Taquero chorro”.»


Aquí están el post original de HC, la entrevista en audio, el artículo del plagiario escaneado y un enlace al artículo original plagiado.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Le pasó a... Chema Lera

Publicado por Chema Lera en su blog y reproducido con autorización del autor:


«Ya me lo habían dicho. Pero ayer la ví con mis propios ojos. Estaba camuflada en medio de otras 100 o 200 como ella. El cierzo, aunque suave, agitaba la sábana de la que colgaba, apenas protegida tras uno de los arcos del Paseo Independencia. Era tan pequeña, tan difícil de distinguir entre la multitud...

Mientras la miraba, recordé cuándo dibujaba su rostro. De eso hacía ya más de un decenio. Retraté la cara de un duende de los Pirineos, tocado con una especie de goina imaginaria terminada en punta y adornada por un sonoro cascabillo. El dibujo ilustra la contracubierta de mi libro "Breve Inventario de Seres Mitológicos, Fantásticos y Misteriosos de Aragón" que editó Prames en 1999 y reeditó en el 2002.

Pero ahora, el duende ha hecho de las suyas. Esta ilustración ha aparecido impresa en una chapa en uno de los puestos de venta callejera que jalonan las calles de Zaragoza y no sé si de algún otro sitio. Sin que su creador, o sea, yo mismo, tuviera ni arte, ni parte, ni, por supuesto, ningún beneficio. Nadie me preguntó si me importaba que la cara del duende pirenaico fuera a imprimirse en una chapa, alcanzando la categoría de icono, como un menudo Che de nuestras montañas ibéricogalas. Alguien, no lo califiquemos de pirata, posiblemente sea sólo un infeliz pícaro sacacuartos, pensó que ese dibujo colgado de internet en una página con licencia de Creative Commons que permite el uso personal y no lucrativo de las imágenes, citando el nombre del autor, o sea yo, sin que haya ninguna transformación, y contando con el consentimiento expreso del autor, o sea yo, ese dibujo, digo, le iba a servir para ganarse cuatro perras sin compartirlas con el dibujante que puso el esfuerzo, el tiempo, el arte, la creatividad, la imaginación, la ilusión, y que lo concibió para formar parte de una obra más extensa.

Si me hubieran pedido permiso para hacer chapas con la cara de mi duende pirenaico, posiblemente lo hubiera dado y no hubiera pedido a cambio nada más que unas cuantas chapas para mí. Si véis la chapa por ahí, sólo os aviso de que cuando fui a comprarme mi propia chapa con mi dibujo, me pidieron ¡un euro! por ella, lo que, a todas luces, es un robo.

No me quejo de que me robaran la ilustración. Posiblemente el vendedor no se hará rico con la venta de mi chapa, y sólo servirá para complementar alguna economía con dificultades, un fin solidario que -si es así- me enorgullece y alegra. Tampoco me siento excesivamente estafado. Conozco el riesgo de malos usos que supone exponer obra en Internet, y lo asumo a cambio de compartirla con amigos, con gente a la que le guste y que además pueda servirme de promoción. La sensación de descubrir mi dibujo rondando por ahí es parecida a la decepción de un padre que prepara con todo el cariño una comida espléndida para su hijito y, en un descuido, descubre que se la ha zampado el perro del vecino.»

domingo, 2 de diciembre de 2007

Le pasó a... Sergio Borao Llop

Nos cuenta Sergio:

«Estando yo inscrito -y participando activamente por aquel entonces- en una página llamada La Lupe (autoproclamada de literatura vanguardista, cosa que nunca llegué a percibir. Creo que ya no existe) alguien publicó un poema mío en ese mismo espacio. Indignado, escribí al webmaster pidiendo una aclaración. Se me conminó a presentar prueba de que el poema era, en efecto, de mi autoría. Presentadas las pruebas, se procedió a retirar sin más el poema en cuestión y se envió un mensaje a todos los asociados diciendo que ese poema se había retirado por un problema de "plagio entre autores" sin mayores aclaraciones. Las disculpas aún las estoy esperando. Por supuesto, me largué del sitio dando un portazo.

Tiempo después vi ese mismo poema en un foro. La persona que lo había posteado lo describía como uno de los más hermosos que había leído y lo atribuía a un "autor anónimo", creo que del siglo XIX.»